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Introducción
Vivir la dimensión espiritual es un llamado a creer y sentir la presencia viva de Dios en nuestra cotidianidad.
Varias son las dimensiones que marcan nuestra vida, desde la dimensión personal, social, afectiva, física, vocacional, etc… hasta la dimensión espiritual o trascendental, todas muy importantes para conformar la clave de nuestra persona y esencia.
Vivir la dimensión espiritual supone disponer con valentía la apertura a la posibilidad de trabajar la interioridad. Vivir la fe, va más allá de acudir a la iglesia los domingos. La espiritualidad personal es más que vivir una fiesta o ritual al que muchos fuimos habituados en la infancia por enseñanza de nuestros padres.
El sentido de vivir la dimensión espiritual recae en unir esta dimensión con las ya antes mencionadas, es situar nuestra mirada de forma diferente, sentir y actuar desde las categorías de Dios.
Él nos invita a vivir la fe guiando el conjunto de nuestra vida, deseando que la fe que brota de tu interior pueda colorear y darle sentido a lo que haces y dices cada día.
Descubrir la dimensión espiritual en mi realidad
De acuerdo con el momento de la fe en que te encuentres a lo largo del camino, la fe irá iluminando e irrumpiendo en cualquiera de los espacios donde tiene lugar tu presencia, es decir, en tus ámbitos de vida.
Quizá por ahora esta dimensión no sea prioritaria en tu vida, quizá puedas darle más peso a otras, pero esto no impide que puedas vivirla en plenitud, más bien, se requiere de disposición para que dejes a Dios ser parte de tu día a día..
Lo más importante, es que siempre tengas presente que cualquier actividad que realices, cualquier comentario que hagas o espacio que visites, está bañado por la presencia de Dios.
La dimensión espiritual es un pilar fundamental en nuestra vida, le da más sentido a todo lo que realizamos, sabiendo que es con un fin y propósito. Dios se vale de nosotros para iluminar el camino de quienes habitan junto a nosotros.
¿Qué descubro en mí cuando vivo mi dimensión espiritual?
Desplegar tu dimensión espiritual abona a tus relaciones personales, la forma de situarse con tus amigos, de auto comprender la importancia de vivir con una presencia real, escuchando, acogiendo y agradeciendo su presencia.
Vivir la dimensión espiritual le da sentido a tu espacio de trabajo, la responsabilidad con la que tomas aquellas decisiones, la creatividad con la que compartes aquellas funciones que desempeñas.
Cuando vives tu espiritualidad te das cuenta de que la presencia de quienes comparten contigo el día son el reflejo del amor y la bondad con la que Dios te acompaña. Al mismo tiempo que tu persona se convierte en instrumento de gracia para quienes te rodean.
Otro elemento importante que puedes descubrir al desplegar tu dimensión espiritual es la facilidad que vas tomando al recoger tus acontecimientos significativos, donde parece imperceptible el paso de Dios, pero le da un sentido completamente diferente a tu día cuando pones especial atención y percibes su presencia en lo más insignificante.
Probablemente también podrás distinguir las mociones que van brotando de tu interior cuando te encuentras en conversaciones con amigos, en medio de una reunión o en algún encuentro personal que te suponga algo importante.
Conclusión
Si tu deseo es vivir más hondamente, con una mirada que le aporte sentido a tu cotidianidad, en presencia de Dios, te invito a que puedas trabajar en tu dimensión espiritual. Pon los medios necesarios para unir cada dimensión de tu vida con la fe que profesas.
Puede que encuentres dificultades en el camino, pero ¿cómo sería tu vida si la vivieras desde esta perspectiva?. Me atrevo a decirte que probablemente tendrías más paz, felicidad y más libertad interior.
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