
¿Por qué importa la redacción clara en los contrato?
Imagina firmar un contrato que no entiendes del todo. Te comprometes a cumplir condiciones confusas o a aceptar cláusulas ambiguas. Esto no solo genera inseguridad jurídica, sino que abre la puerta a conflictos legales posteriores. Por ello, redactar contratos con lenguaje claro, preciso y libre de tecnicismos innecesarios es una habilidad crucial para todo profesional del Derecho. Y más aún, para quienes desean especializarse en el ámbito contractual desde una formación académica sólida como la que ofrece la Universidad CESUMA.
La buena redacción contractual no es una cuestión estilística. Es una práctica que protege derechos, previene litigios y fomenta relaciones jurídicas justas y duraderas. Entonces, ¿cómo lograrlo sin perder el rigor legal?
Evita ambigüedades: la claridad es tu aliada
Uno de los errores más comunes al redactar contratos es emplear frases extensas y enrevesadas que dejan lugar a múltiples interpretaciones. La ambigüedad puede surgir por el uso de términos imprecisos, dobles significados o estructuras gramaticales confusas.
Por ejemplo, frases como: “El arrendatario deberá mantener en buen estado el inmueble, salvo causa imputable al arrendador” podrían generar dudas. ¿Qué se entiende por “buen estado”? ¿Qué se considera imputable al arrendador? ¿Quién decide eso?
Para evitar este tipo de problemas, se recomienda:
- Utilizar un lenguaje específico y directo.
- Evitar sustantivos vagos como “adecuado”, “suficiente” o “razonable” sin definirlos previamente.
- Incluir definiciones clave al inicio del contrato.
- Redactar cláusulas con frases cortas, de preferencia con menos de 25 palabras.

Menos es más: la redacción sin tecnicismos innecesarios
El uso de lenguaje técnico no garantiza mayor validez jurídica. Al contrario, puede hacer que un contrato sea incomprensible para las partes involucradas, especialmente si no cuentan con formación legal.
Palabras como “ad cautelam”, “ipso iure” o “nuda propiedad” pueden sustituirse por expresiones más comprensibles sin perder valor legal. Esta práctica, promovida por el movimiento del lenguaje claro en el Derecho, busca acercar los textos jurídicos a las personas.
En este sentido, la Plain Language Association International (PLAIN) ha propuesto principios concretos para fomentar documentos legales comprensibles, señalando que los textos deben ser claros tanto en contenido como en diseño visual. Puedes revisar un artículo completo al respecto en el portal de la revista académica “Clarity International”
Estructura lógica: guía al lector con subtítulos y numeraciones
Además del contenido, la forma es clave. Un contrato bien redactado debe contar con una estructura lógica que guíe al lector. Esto incluye:
- Numeración clara de cláusulas.
- Subtítulos descriptivos por cada sección.
- Párrafos breves y ordenados.
- Sangrías o espacios que faciliten la lectura.
Estas prácticas mejoran la comprensión y permiten localizar información fácilmente en caso de controversia. A nivel judicial, también ayudan a los jueces y árbitros a interpretar el contrato sin confusiones.
Preguntas clave que orientan la redacción
Una herramienta útil para redactar contratos más eficaces consiste en responder a preguntas guía. Estas preguntas permiten identificar omisiones, ambigüedades o incongruencias. Algunas de las más importantes son:
- ¿Quiénes son las partes y qué obligaciones específicas tiene cada una?
- ¿Qué sucede si una parte incumple?
- ¿Cuáles son los plazos? ¿Qué mecanismos de prórroga existen?
- ¿Qué jurisdicción y legislación aplican?
- ¿Cómo se resolverán los conflictos?
Al responder estas preguntas con precisión, el contrato adquiere mayor robustez y previsibilidad jurídica.

Redacción inclusiva y ética: el nuevo estándar profesional
Hoy en día, no basta con que un contrato sea legalmente válido. También debe ser ético, inclusivo y no discriminatorio. Esto implica evitar lenguaje sexista, respetar los derechos humanos y fomentar la equidad en las cláusulas.
Por ejemplo, en contratos laborales, es fundamental evitar disposiciones que afecten de forma diferenciada a mujeres u otras poblaciones vulnerables. Del mismo modo, los contratos de consumo deben respetar el principio de información y transparencia que protege al consumidor.
En este sentido, la formación jurídica debe incorporar una mirada crítica y humanista del Derecho, tal como se promueve en la Licenciatura en Derecho de la Universidad CESUMA.
Ejemplo comparativo: redacción técnica vs. redacción clara
Veamos una misma cláusula redactada con dos estilos:
Versión técnica y ambigua:
“El presente instrumento contractual se formaliza entre las partes con la finalidad de establecer derechos y obligaciones reciprocas, cuya omisión podrá derivar en acciones judiciales conforme a la ley aplicable.”
Versión clara y directa:
“Este contrato crea derechos y obligaciones para ambas partes. Si una parte no cumple, la otra podrá acudir a los tribunales, según la ley vigente.”
Ambas versiones son legalmente válidas. Sin embargo, la segunda es mucho más comprensible para el ciudadano promedio. Esta diferencia puede marcar el éxito o fracaso de una relación contractual.

Contratos digitales: nuevos retos para una redacción efectiva
En la actualidad, gran parte de los contratos se celebran electrónicamente. Ya sea a través de firmas digitales, plataformas de servicios o acuerdos en línea, estos instrumentos requieren aún más claridad, dado que no suelen ir acompañados de asesoramiento legal inmediato.
Por ello, los contratos digitales deben estar redactados con lenguaje accesible, cláusulas visibles y mecanismos simples para su aceptación. En este contexto, la transparencia es esencial.
Asimismo, se recomienda que estos contratos incluyan enlaces a políticas de privacidad, condiciones de uso y medios de contacto. Todo esto mejora la confianza de las partes y reduce el riesgo de conflictos.

La Universidad CESUMA: formando juristas con visión ética y práctica
Frente a estos desafíos, la Universidad CESUMA ha diseñado una Licenciatura en Derecho orientada al dominio práctico de las herramientas jurídicas modernas. La redacción de contratos ocupa un lugar central en su programa de estudios, el cual integra simulaciones, análisis de casos y redacción con enfoque inclusivo.
Este enfoque no solo prepara al alumnado para entender el Derecho, sino para aplicarlo en contextos reales con precisión, ética y claridad. Aprender a redactar un contrato sin ambigüedades ni tecnicismos innecesarios es una habilidad que distingue al verdadero profesional del Derecho.
En conclusión, la claridad en la redacción contractual no es una opción: es una responsabilidad. Si deseas convertirte en un jurista capaz de generar acuerdos sólidos, prevenir conflictos y comunicarte con eficacia, este es el momento perfecto para comenzar tu formación.
Conoce más sobre la Licenciatura en Derecho de la Universidad CESUMA

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