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7 formas de desarrollar el pensamiento creativo

El pensamiento creativo es la capacidad de crear o dar vida a algo nuevo, ya sea una solución a un problema, un método, un dispositivo, un objeto artístico o una forma.

El pensamiento creativo nos ayuda a reaccionar rápidamente ante cualquier problema y a encontrar salidas no convencionales a las situaciones difíciles. No sólo es necesaria para las personas que ejercen profesiones creativas: la creatividad puede aplicarse con éxito a una amplia gama de tareas cotidianas.

Por ejemplo, la capacidad de un contable para pensar de forma no trivial puede ahorrar mucho dinero a la empresa, y un directivo puede vender más bienes y servicios. Esta habilidad es cada vez más demandada cada año.

Todo el mundo tiene el potencial de construir cadenas lógicas originales. Su nivel viene determinado por el coeficiente de inteligencia creativa, que se denomina comúnmente CQ (Coeficiente de Creatividad). Se considera que no está relacionado con el coeficiente intelectual, pero también es bastante entrenable. Puedes empezar a generar activamente nuevas ideas y darles vida con la ayuda de una serie de sencillos ejercicios.

1. Prepárate con una actitud positiva

Se necesita una actitud mental para desarrollar la creatividad. Si crees que eres un fracaso, no podrás ser un generador de nuevas ideas. Los miedos, las dudas y las actitudes negativas ahogan inconscientemente la creatividad. Intenta identificar lo que te lo impide. Para algunos, es el miedo a parecer estúpidos; para otros, la inseguridad o el miedo a las críticas. La mayoría de las veces, el origen de estos pensamientos son nuestras creencias, muchas de las cuales se forman en la infancia. Debido a ellos, empezamos a interpretar todos los acontecimientos de forma negativa.

Intenta recordar tus éxitos más a menudo y céntrate en lo bueno. Una mentalidad positiva estimula la actividad cerebral y te ayuda a alcanzar la paz y la armonía interiores. Por eso es importante trabajar el estado de ánimo y la autoestima. Coge una hoja de papel y divídela por la mitad. En la columna de la izquierda, haz una lista de los miedos que te impiden alcanzar tus objetivos. En la otra mitad del papel, haz un plan de acción detallado para superar tus miedos. Si haces este ejercicio con regularidad, te acostumbrarás a sustituir los pensamientos negativos por los positivos.

2. Práctica con las asociaciones

Las asociaciones son una forma estupenda de despertar la creatividad y estimular el pensamiento. Como dijo Steve Jobs, la creatividad es hacer conexiones entre cosas. Al combinar diferentes fragmentos de experiencias anteriores, se sintetiza algo nuevo. Elige un objeto cualquiera e intenta pensar en el mayor número posible de usos no convencionales para él. Por ejemplo, se puede utilizar una bolsa de plástico en lugar de una caja de zapatos, un gorro de baño, una manga pastelera o un envoltorio de alimentos.

Otro ejercicio son las asociaciones aleatorias. Abre un diccionario u otro libro voluminoso. Sin mirar la página, señala con el dedo cualquier palabra y escríbela en el papel. Repite esta acción una vez más. Ahora intenta enlazar las palabras: puedes inventarte historias. Con el tiempo, tu cerebro empieza a crear asociaciones e ideas inusuales más rápidamente. También es útil presentar cada una de las palabras como una abreviatura y descifrarlas. Lo más interesante es hacer este ejercicio en parejas: comparar los resultados será muy divertido.

3. Imagínate a ti mismo como director

Los juegos de rol te ayudan a desarrollar tu capacidad de generar nuevas ideas. En el transporte público o en una reunión aburrida, imagínate en el lugar de otra persona. Podría ser un arquitecto, que tiene que hacer un trabajo inusual. O el director de una gran empresa en declive. Considera qué medidas anticrisis te permitirán evitar la quiebra y preservar la reputación de tu empresa. Lo ideal es que el problema ficticio se resuelva de una manera poco convencional y que tenga un desenlace original.

4. Empieza a usar tu segunda mano

La mano derecha de la mayoría de la gente es la mano principal. Es más activa, la empleas más y se mueve con mayor rapidez y precisión. La mano derecha está controlada por el lado izquierdo del cerebro. También es responsable de nuestro pensamiento analítico. Pero la imaginación, las imágenes complejas y la inteligencia emocional son una prerrogativa del cerebro derecho. Realizar de vez en cuando tareas cotidianas con la mano izquierda mejora tu rendimiento y potencia la creatividad. Los zurdos también pueden beneficiarse de este ejercicio. El uso de la mano derecha despertará al cerebro y lo activará.

El dibujo a mano alzada ya es un ejercicio creativo en sí mismo. Prepara una hoja de papel blanco y lápices de colores y dibuja un paisaje sencillo. Lo mejor es que conste de detalles inexistentes. A continuación, haz una pausa de cinco minutos y repite la misma imagen, pero con la otra mano. O toma un lápiz en la mano derecha y otro en la izquierda e intenta dibujar una mariposa, creando una imagen en espejo. Las manos pueden moverse simultánea o alternativamente. Si no puedes hacerlo, empieza por una más fácil: traza una ilustración simétrica ya dibujada sobre las líneas de puntos.

5. Anotar ideas en un cuaderno

No esperes a que te llegue la inspiración: casi nunca viene sola, sino mientras trabajas. El desarrollo de la creatividad requiere un autoestudio constante y un crecimiento creativo. Lee toda la literatura posible sobre tu tema y ponte en contacto con personas con talento y afines. En las redes sociales, puedes suscribirte a blogs que estén en contacto con tu área de una manera u otra. Busca constantemente ejemplos para obtener un impulso creativo y aprender de los que ya han logrado algún éxito. Observando el trabajo de otras personas, seguro que aprendes cosas nuevas e interesantes.

Es importante que vigiles tus propios pensamientos. Anota las ideas que te vengan a la cabeza, aunque te parezcan absurdas. Los impulsos creativos surgen de forma inesperada: durante una comida, en un entrenamiento, en una zapatería, en un sueño. Por ejemplo, Arquímedes descubrió su famosa ley mientras se bañaba. La mejor manera de anotar las ideas es tener un cuaderno y llevarlo siempre a la mano. Es muy cómodo crear notas sobre la marcha con un dictáfono. Eso sí, no te olvides de pasar las notas a papel después. Más adelante, reflexionando sobre estas notas, puedes idear un nuevo proyecto.

6. Encuentra nuevos usos para las cosas viejas

En la vida cotidiana, las personas siguen patrones establecidos desde hace tiempo. Intenta ser creativo, no sólo en tu trabajo y aficiones, sino en todas las actividades. Aporta un poco de creatividad en cada actividad que realices: incluso los pequeños cambios pueden dar lugar a una nueva idea. Empieza a redecorar cosas viejas o convierte los objetos más mundanos en extraordinarios. Por ejemplo, puedes utilizar los botes del café, la miel o el aceite de coco de una forma nueva. También puedes entrenar tu creatividad cuando estés con amigos: pon una película nueva, silencia el sonido y empieza a doblar personajes. Cuando hayas leído la mitad de un libro, intenta pensar primero en el final.

7. Haz un curso en línea

Las nuevas experiencias no sólo te ayudan a pensar de forma diferente, sino que también mejoran tu función cerebral. Las nuevas células nerviosas y las conexiones entre ellas se forman gracias a la información que recibes regularmente. Por eso es importante escuchar nueva música, descubrir nuevas películas, probar nuevas comidas en diferentes cafés y restaurantes y viajar. Incluso una simple visita a una tienda o a una feria de arte popular puede darte una idea interesante. Intenta alejarte de los mapas y de los itinerarios conocidos. ¿Siempre has tomado vacaciones en verano? La próxima vez, toma unas en invierno.

Todo esto conecta sistemas cerebrales hasta ahora inexplorados con la resolución de problemas, y permite ver cualquier tarea de una manera nueva. Además, es muy útil para ampliar sus conocimientos en otras áreas temáticas. Los cursos en línea son un formato popular y conveniente. Intenta elegir temas que sean interesantes pero que no te resulten familiares. Un patrón de éxito ya hecho en otro ámbito puede resultar útil en tu actividad de forma inesperada. En este caso, aunque no adquiera conocimientos específicos, un cambio de rutina aumentará su productividad y le ayudará a descubrir algo nuevo.

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