Una VPN (Red Privada Virtual) es una conexión segura y encriptada que un usuario tiene con una red para poder evadir las restricciones locales y mantener su privacidad.
Una red virtual significa que no se ve afectada por los enlaces que se establecen sobre ella ni por el número de ellos. Porque una red física (un grupo de ordenadores o dispositivos que comparten un enlace común) no es propiedad del usuario de la red virtual.
Una red privada significa que un número limitado de personas puede estar en ella. Una VPN marca a todos sus participantes y la información que transmiten. Los datos están protegidos de terceros mediante encriptación. Una VPN se encarga de garantizar la privacidad de los datos: mantiene alejados a los usuarios no autorizados, comprueba el origen del tráfico y se asegura de que los datos transmitidos no se filtren fuera de la red de forma transparente.
Para conectarse a una VPN, basta con instalar la aplicación móvil deseada y activar la función.
Cuando un usuario se conecta a la red, se le asigna una dirección IP única a su dispositivo. Esto permite a terceros identificarlo y espiarlo: ver qué sitios abre, qué información busca en los motores de búsqueda, qué compra, etc.
Cuando se activa la VPN, la dirección IP original se vuelve invisible. En su lugar se muestra la dirección de la red privada virtual.
Lo que hace posible:
Existen dos tipos principales:
Acceso remoto. Permite conectarse a la red corporativa a través de un túnel privado encriptado. Esto es relevante cuando se trabaja con un punto de acceso no confiable como el Wi-Fi público.
Nodo-Nodo. Se utiliza principalmente en entornos corporativos, sobre todo cuando una empresa tiene varias oficinas con diferentes ubicaciones. Conecta la oficina principal con las sucursales: esto crea una red interna cerrada en la que todas las oficinas están conectadas entre sí.
La VPN encripta los datos mediante protocolos:
Los expertos de Kaspersky Lab citan cuatro razones para utilizar una VPN:
Sí, puede ser útil porque hace que la red sea más segura, incluso con el Wi-Fi doméstico. Los expertos de Kaspersky Lab dijeron a RBC Trends que un ISP puede compartir el historial del navegador con anunciantes y otros terceros. Los usuarios también podrían verse afectados por ciberataques, y los delincuentes podrían obtener sus datos personales.
En octubre de 2015, el mayor proveedor británico, TalkTalk, notificó a sus clientes que los piratas informáticos habían accedido a los datos de 156.959 usuarios, el 4% de sus clientes totales, como consecuencia de un ciberataque. Entre los datos robados había números de tarjetas bancarias. TalkTalk aconsejó a los usuarios que tuvieran cuidado con los correos electrónicos y las llamadas telefónicas fraudulentas.
Según los representantes del operador, la información robada por sí misma no puede dar lugar a pérdidas financieras. Sin embargo, es posible robar dinero a través de un ataque de phishing, por ejemplo, enviando un mensaje a la víctima con una página falsa en la que ya se ha introducido el número de la tarjeta. El usuario sólo tendría que introducir un código CVV. Este conjunto de datos es suficiente para robar dinero.
En 2017, Estados Unidos suprimió la norma por la que los proveedores de servicios de Internet solo compartían los datos personales de los clientes con terceros si el usuario daba su consentimiento. Desde entonces, tienen derecho a compartir casi cualquier información sobre los usuarios: geolocalización, historial de viajes, búsquedas y cualquier otra información que recopilen.
Una VPN resuelve este problema. Impide que el ISP acceda a tus datos.
También es necesario aumentar la protección cuando se utilizan puntos de acceso Wi-Fi públicos. Sobre todo, no hay garantía de que estas redes sean seguras frente a los hackers.