El mercado internacional (exterior) es imprescindible para la mayor parte de los países, tanto en términos financieros como en términos sociales.
El negocio del mercado exterior permite una mayor eficacia en el aprovechamiento de los diversos recursos, tanto internos como externos para:
El Mercado Exterior y el Mercado Interior se diferencian en que:
El negocio entre los países tiende a lograr:
Los Estados soberanos, así como individuos y territorios de un mismo país, pueden sacar provecho si se especializan en los productos que pueden elaborar con la mejor eficiencia de forma relativa, y posteriormente la comercialización de mercancías incapaces de ser producidas por sí mismas.
Tiene su origen en tres situaciones:
La importancia de la relación entre estas tres realidades puede ser evidente, por ejemplo:
Japón, de hecho, tiene una gran fuerza de trabajo bien calificada; el trabajo especializado es bajo porque está ampliamente disponible. De este modo, Japón consigue fabricar de forma eficaz (a un costo inferior) una variedad de mercancías que precisan de gran número de trabajadores cualificados, así como máquinas de fotos, equipos de radio, reproductores de vídeo...
Australia dispone de vastas superficies de tierra, pero de escasos recursos humanos y de insuficiente capital, por lo que puede generar bienes de uso intenso de la superficie, como el maíz, la lana y la propia carne, a un costo bajo.
Brasil tiene superficies de gran fertilidad, clima tropical, muchas precipitaciones y una gran cantidad de personal no especializado, es decir, todo lo que se precisa para la producción de café económico.
Los Estados industriales están en una mejor situación económica para la fabricación de una gran variedad de activos de alta intensidad, por ejemplo: los vehículos, los aparatos para la agricultura, la ingeniería, los artículos farmacéuticos etc.
La efectividad comercial con la que los Estados son responsables de la fabricación de los distintos productos puede variar, y de hecho se demuestra, con el transcurso del tiempo.
Actualmente, la difusión de los medios de comunicación y las políticas tecnológicas permiten esa evolución de la productividad de los bienes en los diferentes territorios.
Con las nuevas tecnologías han evolucionado las diferentes administraciones de los países: la magnitud y la calidad de la mano de obra, al igual que la cuantía y la complexión del capital.
Finalmente, el mercado exterior impulsa la actividad económica de un país. También favorece el empleo, incrementa la oferta de mercancías y la productividad.
La especialidad y el negocio entre dos países son beneficiosos para ambos, siempre que los índices de los costos nacionales de los distintos productos sean diversos al establecerse una mayor especialización en un determinado mercado, según la ventaja competitiva, cada país puede conseguir grandes resultados con una cantidad fija de fondos.